jueves, 15 de octubre de 2015

Novela Romántica: Dividida
















Capítulo 3

Lena


Tocaba la puerta de la habitación que Cristian compartía con Alex, cuando se abrió, no pude evitar sonrojarme hasta las orejas.
-Hola Cristian, buen día-le dije mientras sostenía mi maleta de viaje-¿Ya desayunaste?-Fue lo primero que se me ocurrió para romper el silencio incomodo.
-Ya, acabo de regresar, ¿Tú aun no? ¿Quieres que te acompañe?-se ofreció con incredulidad de verme con la maleta en la puerta.
-Ya desayune gracias, lamento mucho incomodarte, pero Laura y Alex me corrieron de la habitación, me dijeron que esta tiene dos recamaras separadas y no me dejaran volver hasta mañana-le conté mientras dejaba la maleta en el piso a un lado, tome una mano con la otra para poder dar masajes.
Su expresión fue alentadora, me regalo una sonrisa dulce y coqueta, me miro de pies a cabeza, tomo la maleta del piso con una mano y con la otra me tomo por la cintura en un intento de conducirme hacia adentro de la habitación, cerro la puerta.
Tal como me lo habían dicho esa habitación era una suit para ejecutivos, seguro era de las más caras, entrando a mano derecha estaba una sala de estar pequeña pero elegante, de lado izquierdo una mini cantina con barra y tres banquitos, toda de madera pintada de café obscuro. Al final de la habitación estaban dos puertas, del lado derecho la recamara de Cristian y la izquierda la que se suponía mía.
Entre a la recamara, blanca, pequeña, con una cama grande y cómoda,era el último piso, con vista frente a los cuerpos de agua,  Cristian recargado de la puerta me miraba.
Me dirigí a la salida, justo cuando pasaba a un lado de la puerta, tomo mi mano y  jalo hacia él, me abrazo, pude sentir su piel sobre la mía, empecé a temblar, me daba miedo que Cristian se diera cuenta de mis verdaderos sentimientos, mis respiraciones se hicieron rápidas, me apretó tan fuerte que no me quedo más remedio que ceder, también lo abrace, pase mis brazos por su cuello, me pare de puntitas y lo traje fuertemente hacia mí, el corazón latía cada vez más rápido, sentía descargas eléctricas por todo el cuerpo, cuando el cuerpo de Cristian empezó a reaccionar me di cuenta, sentí temor, pena, y lo empuje lejos de mí, se hizo a un lado y levanto las manos-Tranquila, solo es un abrazo de bienvenida- dijo asustado de mi arrebato, tenía razón, que mas podría ser, era tonto pensar que sintiera algo por mí.
-siéntate-me tomo de la mano y llevo al reposet que estaba al final de la sala de la habitación. Me recosté con los brazos puestos en los ojos, no quería verlo, me daba mucha pena, en tres años mas cumplía 30 años y me comportaba como una quinceañera.
Regresó de la mini cantina con un vaso con agua, se sentó en el piso a un lado de mí, con las rodillas encogidas y los brazos sobre estas, mirando la inmensidad de la lejanía que daban las ventanas, se sincera conmigo.
-Lena, ¿Qué piensas cuando me miras?
-¿Por qué me preguntas eso?
-No sé, tengo la impresión que me ves como un niño.
-Un niño no, pero eres un joven aun.
-Solo soy 4 años menor que tú. Siento que pones una barrera entre nosotros- Levanto la mirada esperando que yo pudiera verlo a los ojos, pero seguía recostada con los brazos en la cara.
-No tengo por qué levantar ninguna barrera Cristian, si alguien aquí se alejo, fuiste tú cuando de la nada empezó a hablarme de usted.-le dije al mismo tiempo que empezaba a bajar los brazos de la cara, me levante y senté a un lado del reposet y lo mire a los ojos.
Por más que trate de negarlo no puedo, Cristian me gusta como nadie en este mundo, tan alto, tonificado sin llegar a ser musculoso, ojos verde aceituna grandes y su mirada de niño.
Tel vez podía arrepentirme después de lo que estaba a punto de hacer, pero me senté a su lado y tome la misma postura. Nos seguimos mirando a los ojos.
 -Te fuiste con Jorge el día del partido de baseball.-en su voz había mucho rencor.
-Estabas  muy ocupado con tus compañeritas de la facultad, ni notaste que me dolía la cabeza, no te culpo, la juventud es muy bonita, ellas son chicas muy hermosas.-conteste su comentario con el mismo rencor.
-No en la forma que tú lo eres-se levanta de su lugar y se arrodilla frente de mí, toma mis manos y las lleva a su pecho-Me gustas Lena, y me frustra saber que no pienses en mí como un hombre, que me veas como el amigo de tu sobrino, me arrepiento de haber perdido ese año en la escuela, sino fuera por eso estaríamos en la misma posición y no me sentiría menos que tú. Me muero de celos de pensar que te guste Jorge, que sea capaz de ponerte una mano encima.
-Shsssssssss- pongo un dedo sobre sus labios-No sigas, me gustas desde que te conocí, en ese entonces pensé que eras mayor, ahora no puedo evitar sentirme ridícula queriendo estar contigo-baje el dedo de su boca y con las dos manos tome su rostro-Que dirán de mi, como no pudo conseguir un marido de su edad ahora engatuso jovencitos. Ayer y hoy te veo como hombre Cristian, me molesta que niñas como Liz puedan tratarte tan familiar.


Solté su rostro, lleve mis manos al piso y baje la cara, la tomo entre sus manos y me miro fijamente a los ojos.


Capítulo 2                                                                                        Capítulo 4