lunes, 30 de noviembre de 2015

Dividida_Cap_8



Dividida
Capitulo 8

Lena









Regrese a mi habitación después de una noche de larga charla con jorge, de las pocas cosas que me gustaban de él, era que podíamos pasar horas y horas charlando de todo y de nada sin aburrirnos, era bueno escuchando y aun mejor narrando.


Me acompaño hasta la puerta, tomo mis manos, beso mi mejilla y se despidió, se notaba que agradecía haber hecho el viaje, me regalo una sonrisa suya, tan bella que me hacia reconsiderar poder amarlo.


Abrí la puerta y entre, encendí la luz, ¡SANTO DIOS!, dio un brinco, me asuste demasiado, Cristian estaba dentro, durmiendo en mí cama.


-Cristian, ¿Que se supone que haces aquí?
-Hola Lena, ¿Te la pasaste bien con jorge?, es todo un hombre ¿Verdad?- sus palabas estaban llenas de rabia, parecía fuera de si, era un Cristian muy diferente. 
-¡No te permito, que me hables de esa manera!-grite
-Ja ja ja ja,-sonrió con ira- lo olvidaba, la edad te da autoridad para callarme.

Tenia demasiada ira contenida y la estaba sacando conmigo, usar mi edad que tanto me acomplejaba frente a él, fue un golpe muy bajo, sin poder evitarlo comencé a llorar, me senté en la cama y continué dándole rienda a mis sentimientos, Cristian se sentó en el piso justo a un lado de la puerta, estuvimos de esa manera al rededor de una hora en silencio, sin decir una palabra, él solo me contemplaba mientras lloraba.

-lena
-si, dime-conteste mientras poco a poco con una sabana de la cama limpiaba mis lagrimas, tenia la mirada perdida hacia la ventana.
-perdóname...te amo
-no tienes que pedir perdón Cristian- me di la vuelta y continué mirándolo a los ojos-justamente esto es sobre lo que te hable en aquella ocasión en la habitación, no puedo empezar ninguna relación, por que pareciera que estoy con dos personas a la vez.
-Esa no es justificación lena, ambos son adultos, puedes decirle simplemente que no lo amas y es suficiente,
-Tienes razón, eso no es una justificación, él sabe que no lo amo, y aun asi quiere estar a mi lado como un amigo, asi como tú prometiste serlo.

Se le ventana del piso y camina hacia la ventana, después se da media vuelta y me contempla como por 5 minutos, camina hacia mi y se sienta a un lado.

-Sabes que odio pensar que pueda ganar tú corazón, que se enamoren, se casen y tengan una linda familia. Quiero ser yo ese hombre lena, y disculpa que lo diga pero no podemos ser amigos, yo te amo, te deseo como no tienes idea, te veo y no puedo quitarme de la cabeza tu imagen desnuda, creo que me he obsesionado contigo lena.

Mi corazón empezó a latir demasiado rápido, tenia miedo de sus palabras, de a poco se empezó a acercar como queriendo recostarse sobre mi, como pude fui escalando la cama hasta llegar al tope, ya no había a donde correr, desistí y me recosté, el hizo lo mismo, fue en ese momento que note que solo llevaba puesto el pantalón de la piyama, no tenia camisa.

Me beso dulce mente y empezó con caricias inocentes, no pude resistir también lo amaba y había deseo de mi parte por él sin embargo los besos no fueron suficientes, su cuerpo empezó a tensarse, su respiración se agito y empece a sentir fricción que daban alivio a las reacciones de algunas partes de su cuerpo.

-Cristian basta-Como pude le dije
-Esta vez no lena, quiero que estemos juntos
Empece a temblar y nuevamente a llorar, quería gritar pero no podía, con la voz quebrada le dije por ultima vez-No lo hagas Cristian, basta!

Dejo de besarme y miro mi rostro lleno de lagrimas, asustado, sus ojos estaba espantados igual, habíamos llegado a un punto en el que yo no tenia vestido y él se había quietado el pantalón.
Rápidamente se puso de pie, se vistió el pantalón y salio corriendo de la habitación sin decir una sola palabra

En el viaje de regreso no subí a la van, jorge amablemente me llevo a casa, y desde ese día hace un mes que no se nada de Cristian, el corazón me duele y no se que pensar, he querido ir a buscarlo pero el miedo me gana.



Capítulo 7                                                                                                                     Capítulo 9